martes, 30 de diciembre de 2008

El Real Madrid muere en combate



El Real Madrid acudía a la que podía ser su última batalla por la Liga BBVA sin sus mejores soldados y en el peor escenario posible. El Barça le esperaba apuntándole a la yugular con la confianza que da ser líder jugando bien. Hubo quien pronóstico una acción relámpago de los de Guardiola para acabar con la resistencia blanca, pero el Real Madrid se revolvió en su tumba en un ejercicio estéril de coraje. Los blancos aguantaron en pie 83 minutos hasta que entregaron definitivamente la Liga a su eterno rival, que tuvo que emplearse a fondo para derrumbar al enemigo.

Consciente de la actual inferioridad blanca, Juande Ramos diseñó el planteamiento más práctico teniendo en cuenta lo poco que tenía en sus filas para atacar al Barça. Colocó como pudo a los cuatro hombres de su retaguardia, con Salgado a la derecha, Metzelder y Cannavaro en el centro, y Sergio Ramos sacrificado en la izquierda para intentar frenar a Messi. En las peores circunstancias, todos respondieron con la dignidad que merece el escudo que lucían en su pecho. Otra cosa es que los blancos traicionasen sus ideales saliendo descaradamente a defender, pero en economía de guerra cualquier otra cosa hubiese sido un suicidio.

Drenthe estropea el plan
Todos los jugadores del Real Madrid comprendieron que había que pintarse la cara de hollín para intentar sacar algo positivo del Camp Nou. Era complicado aguantar durante noventa minutos sin recibir ningún impacto de bala pero lo iban a intentar. A la italiana, el Madrid juntó líneas para atrapar al Barça durante 83 minutos y no se cortó a la hora de repartir estopa. En los primeros quince minutos, Messi se llevó un par de recaditos que le hicieron comprender que no tendría una noche fácil. Medina Cantalejo permitió la dureza del Madrid hasta el minuto 20. El objetivo de los blancos se estaba cumpliendo. Pese a conceder algún remate a Messi, habían aguantado el chaparrón inicial sin encajar ningún gol. Desactivada la maniobra inicial del Barça, el Madrid se asomó al partido en el minuto 26. Drenthe se plantó solo ante Valdés y se la mandó al cuerpo, dando al traste con la mejor ocasión de todo el partido.

El falló dejó la moral del holandés por los suelos. La había tenido y la había fallado. La ocasión sirvió para amedrentar durante algunos minutos al Barça, que empezó a tener problemas de lucidez en ataque. Messi lo intentaba pero no encontraba socios de garantías en Henry y Etoo, mientras que Xavi perdía peso en el centro del campo ante el despliegue defensivo de Gago. Con la intensidad del partido por las nubes recayó Sneijder, que había entrado en el once pese a estar tocado. Juande, en un alarde de valentía, dio la alternativa a Palanca, que pudo convertirse en héroe por accidente.

Casillas retrasó la derrota
Al descanso, el planteamiento de Juande había funcionado y lo seguiría haciendo durante buena parte de la segunda parte. Pero, poco a poco, el Barça fue llegando con más claridad. Cannavaro y Metzelder, enormes ambos, se las deseaban para achicar agua en el área. Guardiola no lo vio claro y sacó a Busquets por Gudy para cambiar el guión del partido. Mejor no le pudo salir, ya que instantes después Salgado derribaba al canterano culé. Penalti claro.

Las oraciones a Casillas surtieron efecto y el meta blanco detuvo la pena máxima a Etoo, verdugo habitual de los blancos. Iker atravesaba un mal momento pero se reivindicó con la parada en la pena máxima y otra posterior a remate de Henry. En pleno asedio culé llegó la ocasión de Palanca, esa con la que había soñado toda su vida. Raúl le devolvió la pared para dejarle solo ante Valdés, que se la sacó en el mano a mano.



83 minutos antes de rendirse
El partido entró en su recta final con el Madrid pidiendo la hora en su esquina y el Barça lanzando los últimos golpes. Los blancos eran un boxeador cansado, sin Guti ni Higuaín por decisión de Juande, que se resignaba a encajar el golpe definitivo. Llegó en el 83 en un córner que remató Puyol y prolongó a las redes Etoo. La jugada escenificó el sufrimiento en balde del Madrid durante todo el partido. Palanca intentó sacarla antes de que el balón traspasase la línea pero llegó tarde. Le faltaron siete centímetros y al Madrid siete minutos para salir vivo del Camp Nou.

Por si había alguna duda, Messi dio el tiro de gracia a los blancos en el minuto 91 tras levantar un balón en la salida de Casillas que Cannavaro no pudo sacar. Era el fin para el Real Madrid, que volvió a tirar de orgullo en una época de carestía de talento. El Barça es superior y, pese a sufrir para lograrlo, ganó. La ley del más fuerte se cumplió a rajatabla.

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